lunes, 24 de octubre de 2011
Diario medular | Háblame niña | Día 19
Cállate niña está basada en hechos reales. Como dice la promoción de algunas películas, casi todo lo que sucede en las páginas del libro es verdad. Conforme iba avanzando en la escritura, sometí la novela a muchas lectoras que me guiaban en el entramado femenino. Mujeres que, al leerme, se animaban a contarme su historia, momentos terribles de soledad, de inseguridad y de miedo. Amigas que he conocido por tantos años y que nunca me hubiera imaginado que tras la fachada del maquillaje o de la frivolidad hubiera tanta desdicha. Transcribo fragmentos de algunos correos que me llegaron. “Un día, mi abuela preocupadísima por mi me dijo que ya me había conseguido trabajo, que vio un anuncio en un periódico y que hasta había hablado para pedir informes, que iba a ganar mucho dinero y que siendo así podría recuperar a mi hijo. El trabajo resultó ser el de una ‘cenicienta de saldo y esquina’, como dice Joaquín Sabina”.
“Mi segunda víctima, novio, galán o como le quieras llamar, este si era creativo, un cumpleaños me hizo unas pinturas, me dio una y puso las demás en cada escalón hasta llegar a la cama, llena de pétalos de rosa, cursi pero me encantó. Él sí tenía estilo, me pintaba el cuerpo con un pincel fino y terminábamos haciendo una pintura abstracta los dos en el piso. Me dejaba hacerle de todo: olerlo y mordisquearle de los pies a la cabeza, de todo, menos una felatio”.
Me empezaron a contar su historia. Supe cuándo y cómo perdieron la virginidad algunas de mis amigas, su primera regla, lo que odiaban de los hombres, la manera de como se sienten utilizadas sexualmente o como usan los sentimientos para conseguir lo que quieren. Cállate niña tuvo tantas lectoras que hubieran querido vivir como la protagonista que me decían, quiero contarte mi vida, porque yo también tuve una abuela como ella o un padrastro como el de ella. Tantos horrores leí y escuché que al final justifiqué el título de la novela, porque al fin las mujeres hacen siempre lo contrario: Háblame niña.
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1 comentario:
Querido Rodolfo:
cuando leí la novela por primera vez me sorprendió mucho encontrarme con una bailarina completamente despedazada, una chica llena de desesperación sin nada porque pelear, casi podía escuchar la angustia en su voz. Creo que todos los seres humanos hemos pasado por momentos así, por eso me identifiqué con el personaje.
Sin embargo, más allá de mi experiencia como lector, debo confesar lo grato que me resultó encontrar las imágenes poéticas que utilizaste para describir los momentos más desgarradores de la bailarina, no se puede negar el poeta que hay en ti. Tuve que releer la novela para percatarme de las imágenes y te digo, con toda certeza, que mi segunda lectura es la que más he disfrutado.
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