Siempre quise ser bailarín clásico. Algún tiempo lo intenté en una academia de danza que estaba en la colonia Chapalita, en Guadalajara. Estaba en secundaría y trataba de aprender lo más rápido posible, mi operación estaba programada para cuando cumpliera 16 años y ese problema de mi columna chueca fue lo que me hizo dejar de bailar.
Con Cállate niña pude subir a un escenario. Tenía que ser una bailarina la que contara mi nueva historia de amor, de celos, de posesión, de odio y de venganza. En el arte, el ballet es el más difícil de las expresiones. Sólo se tiene el cuerpo para hacer sentir tantos sentimientos. El silencio de la bailarina resulta innato y sus niveles de reflexión la llevan a un egoísmo atroz y autodestructivo.
Pero mi bailarina no podía ser una figura dulce y etérea, tenía que tener el ímpetu de una guerrera, no era una Bella Durmiente esperando ser rescatada, ni un Cisne hechizado. Mi bailarina tenía que ser combativa, dominante, cruel. Una mujer llena de rabia contenida por siglos de abandono y de silencio. Tenía que ser una mujer siempre al límite de matar por amor o morir por un sueño. Tenía que ser la hechicera y el hechizo. Una mujer tan llena de indecisiones como de deseo, tan sabia como una lámpara que ilumina el camino. Tenía que ser Carmen, la de Prosper Mérimée, novela está basada la ópera de Bizet.
1 comentario:
De las novelas que he leído y donde el personaje principal es la mujer están: Madam Bovery de Gustave Flauvert, La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas hijo y Ana Karenina de León Tolstoi. Muchos escritores han tratado temas relacionados con la mujer, pero el talento es la diferencia.
Espero encontrar un buen argumento, buenas tramas y que el personaje principal no sea tan predecible. Espero no ser tan exigente.
Saludos y buenas noches.
Guillermo Perez
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