Cállate niña comienza con la muerte de Belisario Rojas, padre de la protagonista, un hombre al que ella nunca conoció, sin embargo, la muerte de él los aleja definitivamente. Es lunes por la mañana. Ella ha pasado dos días encerrada en su departamento de la Roma, después de que el sábado por la noche Antonio la dejara, al parecer, también para siempre. Ella, en el fondo sabe que él no volverá más, como otras veces lo ha hecho en el último año. Ella sabe que ha cruzado la línea, que ambos cruzaron la línea de violencia entre dos que se aman.
El domingo estuvo esperando en vano, desnuda al pie de la cama. Esperando como el sentenciado a muerte, sin comer, sin bañarse, abrigando la ilusión de que vuelva o aguardando a la muerte que al fin llega en la mañana del lunes al encender el televisor y ver en el noticiero que a su padre, el hombre de letras, el luchador social, el revolucionario Belisario Rojas lo encontró muerto su secretaria al llegar a trabajar. Esto es el detonante para que ella hable y nos cuente su historia, el mundo femenino en el que creció, al lado de su madre y su abuela, sus amantes, siempre buscando la figura paterna, el mundo del ballet y su relación con Antonio, siempre al borde de la muerte.
Cállate niña está escrita en primera persona, desde el fondo del abismo, desde el ácido, desde las tripas, desde el dolor que causa la pérdida de un padre y del gran amor de la vida. Desde la desnudez de quien sabe que lo ha tenido todo y que todo lo ha perdido, como Carmen, a punto de morir o matar por amor.
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