Hace 12 años
trasmití las elecciones del 2000 desde una cabina de radio. Los sábados en la
mañana compartía el programa Libros
letras y palabras con Mario Velázquez y Christian Obregón, donde
entrevistábamos a músicos, actrices, cineastas, editores, pero sobre todo a escritores. El 2 de julio,
los titulares de cada programa estuvimos transmitiendo en vivo, en roles de cuatro
horas por equipo. A nosotros nos tocó a las 8 de la noche y debimos de haber
dejado el micrófono pasada la medianoche, sin embargo, alguien no llegó y nos
pidieron cubrir otro turno. En esas largas horas nuestros reporteros nos
llamaban desde las calles de la Ciudad de México, nos transmitían el pulso de
las casillas, de la gente que poco a poco llegaba al Ángel de la Independencia,
iban a celebrar un triunfo después de casi 100 años: la democracia.
Por teléfono
entrevistamos a Elena Poniatowska, a Carlos Montemayor y otros escritores que
teníamos en el directorio de dos años de programa. A nosotros nos tocó dar
paso a la transmisión del presidente Zedillo, anunciando a Fox como virtual
ganador. Sacábamos al PRI de Los Pinos luego de 71 años de dictadura. Café tras
café Mario, Christian y yo estabamos seguros que llegábamos al final de una Era y de nuestra transmisión, pero
poco antes de concluir el segundo turno, como si fuera la desesperanza de otra
reelección, Mario Velázquez me dijo: habló el jefe, que nos quedemos hasta las
6 de la mañana.
Nos conformamos
con unas tortas. Fue una jornada maratónica de 12 horas en directo. Al final de la trasnmición terminamos recostados
en la mesa de trabajo y el micrófono apenas al alcance de la voz. Parecía que
todo había valido la pena, la democracia triunfó y aunque el presidente
que resultó de ella más que un “Alto vacío”, fue el contenido echado a perder
del tupperware nacional. Ahora espero que no repitamos aquel error y este día sí acertemos nuestra elección.
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Rodolfo Naró, Tequila, Jalisco, 1967. Poeta y
narrador. Cállate niña es su nueva
novela y Ediciones B su nueva casa Editorial |
www.rodolfonaro.com
2 comentarios:
Que buena la sensacion de estar viviendo un momento que va a cambiar la historia, de participar de acontecimientos en los que uno siente aunque sea por breves instantes, que va a cambiar el mundo, la realidad social. Aunque despues los hechos demuestren que no ha sido asi: por horas, por dias tal vez uno cree que la utopia es posible y mientras tanto el cansancio no importa, la sensacion es inolvidable. Por eso tanto tiempo despues podes transmitir la esperanza de manera tan palpable a pesar de todo.
Besos, Maria.-
Hola María:
Pues la mayoría eligio y no supimos votar, ganó el de las preferencias pero no el mejor candidato. Espereremos los próximos 6 años a ver su trabajo.
Te mando besos,
Rodolfo
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