Hay un momento
en la vida en el que cine y literatura se cruzan con la vida real, en el que la
realidad, al parecer, se vuelve un golpe de ficción, en el que los actores:
protagonista y antagonista, victima y victimario, reviven una y otra vez el
interminable argumento de la comedia humana.
Hace unas
semanas convoqué por medio de las redes sociales a lectores que quisieran
presentar conmigo Del rojo al púrpura,
en Guadalajara. Fueron cuatro amigos de Facebook quienes me acompañaron la
noche del 7 de mayo en el Ex Convento del Carmen. Una de ellas, médica practicante
y docente de la Univer, fue la sorpresa de la noche, mintió y manipuló sin
pensar en las consecuencias. En los días previos me había demostrado seriedad y
compromiso, había sido la más participativa en el foro que abrí con los demás
presentadores, había respondido puntual y de inmediato mis comentarios. Esa
noche, llenó la Capilla Elías Nandino con sus alumnos y abrió la mesa con un texto
impecable. Al final del acto me pidió siete libros para regalárselos a algunos
de los chicos que la habían acompañado. “Pero no traigo dinero”, me dijo, “¿te
los puedo pagar la próxima quincena?” Se los di y ese fue el penúltimo día que
supe de ella.
Cómo desconfiar
de una doctora egresada de la UAG, especialista en nutrición clínica, mesoterapia
y medicina forense, que se expresa de esta manera: “a Rodolfo Naró, le quiero expresar mi cariño,
agradecimiento y confianza (…) Al comenzar a leer los primeros poemas, de
manera inconsciente comenzaron a salir lágrimas por mis ojos y rodar por mis
mejillas, duele leer la crudeza de sentimientos ahí plasmados”. Cualquiera
puede quedar tranquilo frente a una profesional que se preocupa por sus
alumnos, con una doctora en medicina familiar que tiene la sensibilidad de
escribir y expresarse de esta manera. Aunque los personajes de esta comedia
humana que día a día representamos ya están perfilados, las redes sociales nos
permiten volvernos otros, el que hemos querido ser.
Facebook ha servido para desenmascarar a
muchas personas, aquellas que hablan de principios y respeto, pero que terminan
por escudarse en el silencio y la negación. ¿Con qué parámetros la Univer
selecciona a sus docentes? ¿Cuál es la ética que tiene la doctora Mónica
Escobedo García para enseñar a sus alumnos principios básicos como la
honestidad? En México estamos acostumbrados a no denunciar, a no señalar por
miedo o por vergüenza y gracias a esto es que padecemos los políticos que
tenemos, a las autoridades que nos gobiernan, por omitir, por creer que robar pocos
pesos no es robar. Se enseña con el ejemplo y lo que Mónica Escobedo García ha
hecho de no responder llamadas, no responder mensajes y no pagar lo que compró
es sólo el proceder de una persona que se vale del abuso para salir adelante,
de una persona prepotente que cree que puede salir impune al borrarme de su Facebook
o inventar que fue mi compañera en la preparatoria, que me conoce desde hace
muchos años.
Con mentiras ha manipulado a sus alumnos
haciéndose la víctima, cuando los hechos son contundentes: debes, pagas. Hasta
que por fin, después de quince días de buscarla, se reportó con mensajes
cínicos y desvergonzados, como la Maléfica del cuento y amenazó con publicar los
míos: “Tengo todo guardado y documentado, después de las 7 pm espero no volver
a saber de ti. A mi no me dañas y tu sigues exhibiéndote”. Pero del pago, nada.
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Rodolfo
Naró, Tequila, Jalisco, 1967. Poeta y narrador. Del rojo al púrpura, un clásico de este siglo, vuelve más púrpura
que nunca | www.rodolfonaro.com
1 comentario:
Yo desconfiaría desde el primer momento de una persona que dice ser médico especialista en nutrición clínica y mesoterspia. Pues amo y respeto profundamente mi profesión que es la nutrición y desde un paradigma positivista considero que al tener una especialidad en nutrición clínica y además ella dice ser médico, debe conocer los mecanismos fisiológicos del cuerpo humano y saber que bioquimica y científicamente es imposible que con una inyección de mesoterapia puedas obligar una reacción para "eliminar la grasa".
Esta disque especialista en nutrición no solo te engañó a ti, sino que también engaña a sus pacientes e incluso hasta a ella misma. Tristemente le falta preparación ética y de su formación profesional.
Por charlatanes como ella, los pacientes quieren todo fácil y rápido.
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