domingo, 28 de diciembre de 2008

Sobrevivir la Navidad





Como hace tantos años le perdí la fe al Servicio Postal Mexicano, ya no escribo a Santa por miedo a las equivocaciones, los retrasos, las omisiones. Llego a diciembre con la ilusión de que será un mes de paz, de recibir el regalo merecido o como le decía mi abuela: la cuelga. Cada Navidad nos obsequiaba un suéter que tejía afanosamente en los últimos seis meses del año. Cuando mis hermanos y yo vivimos con ella, por más que nos dijera que aquello sería para uno de mis primos, y a pesar de que nosotros le servíamos de modelo para medir el ancho de la espalda o el largo del talle, al final mi pobre abuela tergiversaba las medidas y el suéter siempre le quedaba demasiado largo de mangas. Para cuando crezcas nos decía, seguro que el año próximo te quedará bien.

Diciembre debería ser un mes de sencillez y recogimiento, sin embargo, es el más acelerado y tenso del año, el de mayor competitividad y compromiso. Nadie nunca está conforme con lo que recibe y a veces ni con lo que regala.

Yo, el año que pedía una autopista de carreras, me daban un tren eléctrico y cuando quería un avión a control remoto me regalaban el Kid Acero. Nos reuníamos en Guadalajara en casa de mis abuelos y ya desde temprano los nietos rondábamos el Nacimiento haciendo apuestas, adivinando para quién sería la cuelga más grande. En ese tiempo no se ponía árbol con esferas ni se llenaban las casas de luces ni de listones rojos. Santa Clos no existía. El Niño Dios era quien proveía los juguetes, que siempre terminaba envidiándole a Pedro, mi primo: la serie completa de muñecos de Star Wars, con naves y guaridas, al otro año un rifle de postas y al siguiente el juego completo de Gotcha. Muchos de esos encuentros familiares despertaban los sentimientos más oscuros y terminaban con sangre. Como yo era medio lento para las cosas manuales no hacían caso a mis peticiones, seguían insistiendo en que fuera ingeniero y recibía un Meccano o un Lego con grúa y poleas. Eran juguetes para heredar.

Jamás aprendí a andar en patineta, ni en triciclo, mucho menos en bicicleta, como tenía la columna chueca mis padres consideraban que sería un peligro montarme en una y más desde el año que pasamos la Navidad en Tijuana con la tía Clemen, y Pedro se rebanó medio cuerpo al irse de boca por probar los frenos de su nueva Avalancha Apache en una bajada de La Meza. Ese diciembre había pedido un juego de química Mi Alegría y me llegó el moco de King Kong y a Ana, mi hermana, recibió la muñeca Lagrimitas Lilly, no la Barbie que tanto deseaba y que sólo se podía comprar en Estados Unidos. De cualquier manera, cada año seguí escribiéndole cartas al Niño Dios, le pedía el milagro de una Vagabundo azul metálico, cromada del manubrio y luz al frente para andar en el monte hasta de noche o para cruzar la frontera a todo galope. Para un niño andar en bicicleta es su primer ejercicio de libertad.

Hace mucho que dejé de creer, sobrevivo la Navidad de milagro y me resigno a sobrellevar la tensión que se percibe en la gente, desesperada por alcanzar lo que vende la televisión y el internet. En diciembre se desbordan las dietas, he jurado que no volveré a comer. No se llega a tiempo a ningún sitio, ahora hay que enfrentarse a las luces del arbolito y el alcoholímetro. Los restoranes están más llenos, los centros comerciales infectados, como los niños sienten que gozan de inmunidad, se hacen insoportables. Se desatan las pasiones por tener la camioneta igual a la que le dieron a la vecina, la nueva cirugía que también luce la vecina, el viaje esperado o el anillo de compromiso que no llega. Lo único que aprecio son los reencuentros con los amigos, los mensajes de texto con buenos deseos y la ensalada de manzana. Ahora he leído que Santa Clos tiene sus oficinas en París, a donde le llegan miles de cartas y que un equipo de ayudantes las contesta, aunque supongo que a México las respuestas seguirán llegando tarde por la mala numeración de las calles. Empiezo a creer lo que me decía mi madre cuando era niño ante mi desconcierto al abrir los regalos: otra vez el cartero llevó tu carta sólo Dios sabe a dónde.

____________________
Rodolfo Naró, poeta y narrador mexicano, su libro reciente es El orden infinito, finalista del Premio Planeta de Novela 2006. wwww.rodolfonaro.com
Fotografía en contexto original: Bicicleta modelo Vagabundo de los años setenta, tomada del Blog Retrobici.

10 comentarios:

Sila dijo...

Los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar y, el bosillito de papá- Ayer y hoy…

Aunque nací en Australia- por accidente- mi familia es toda Madrileña, de Carabanchel…del
de antes….el típico barrio de casitas bajas con patio que, aunque parezca atractivo según lo
describo, eran viviendas infrahumanas en su gran mayoría pero, era aquella España…

Pienso atrás ,retrocedo a aquella época y me doy cuenta que con tan solo 6-7 años empecé a tener pensamientos y ver la vida un tanto como adulta y, no precisamente por haberme sido
inculcado absolutamente nada por mis padres o abuelos, simplemente, por cómo se desarrolló mi vida, en aquellos años duros de roer..duros, al menos para mi familia pues, sé que normal-mente las personas de mi edad, ya no lo pasaban de ésta manera y, cuando lo cuento, les suena a Chino.

Mi abuelo materno levantó una casa para la familia, haciendo él mismo los ladrillos y toda la construcción en si. Cuando estalló la guerra al ser esta casa la única suficientemente grande en el barrio, fue tomada por las milicias y mi familia tirada a calle... pero esto fue algo muy generalizado por entonces y, esta vez, no es de la guerra ni de la posguerra de lo que voy a hablar, eso, otro día…

Mi abuelo enviudó muy joven y esta casa, fue distribuida para que fuese el hogar de sus tres
hijos y familias. Cada diminuta vivienda constaba de 1 habitación –con un cortinaje en medio para proporcionar un poco de“intimidad” a mis padres- y un espacio reducido llamado cocina, el retrete estaba en el patio y era de uso compartido.

Mi padre, era artesano de la madera y, durante unos años, esto daba para ir tirando pero, dejó
de ser así y a la vez, dejó de tener profesión y, dejamos de tener recursos. Trabajó de pocero haciendo las bóvedas del alcantarillado de Madrid a base de piqueta - quedó sepultado 3 veces-
esto, también era consecuencia de aquella época.

En casa, no había agua corriente, teníamos que ir a la fuente pública a por ella y, todos lo hacíamos, cada uno en su medida, yo tenia un pequeño cubito rojo que aun recuerdo. Cuando en invierno mi madre lavaba la ropa, lo hacía en el patio en un pilón y recuerdo como tenía que romper el hielo del barreño de agua, con una piedra de pedernal que tenía para esta función…. sus manos no lo eran, eran cosas moradas….pero jamás le oí rechistar por ello.
Una vez terminada la colada, la ayudábamos a tender la ropa , teníamos que ir hasta la
pradera y allí en cuerdas que atábamos entre los árboles, allí se tendía.

En la cocina, había un fogón, este, siempre estaba brillante pues mi madre lo limpiaba mucho y
Parecía de plata, lo que más me gustaba era verlo encendido por la noche, ver en la oscuridad esas arandelas al rojo vivo y cómo a veces el humo salía por ese pequeño agujerito del centro.
Cómo en invierno hacía muchísimo frío y en la casa había mucha humedad, mi madre antes
de acostarnos, metía unos ladrillos al horno y cuando calentitos, les envolvía en unas toallas y les metía en la cama para que ésta, estuviese calentita al acostarnos... que gusto!!

Ella, nos hacía los regalos de Reyes pues no había para comprarlos, muñecas de trapo, caramelos con un poco de azúcar, rosquillas, ropita.. es lo que se podía y, jamás eché de menos el no haber tenido unos Reyes de "fábrica”. Recuerdo , cuantas veces mis hermanos y yo nos habíamos puesto a comer y ver que ellos, mis padres, se sentaban a la mesa y no comían lo mismo que nosotros ..o simplemente no comían o nos decían que ya habían comido.. Ahora lo analizo y sé que ellos nos daban el alimento y ellos simplemente a veces se acostaban con la tripa medio vacía.

La primavera y verano eran otra cosa, la humedad de las paredes se secaba y todo olía de distinta manera.. aunque los recursos eran los mismos, el sol lo arreglaba casi todo , al menos para mí… ya podía salir al patio a jugar con los perros , corretear detrás de los ratoncillos ,huir de las enormes ratas, de ir a la pradera a coger florecillas y trenzarlas para hacerme collares y coronas para el pelo, disfrutar de las tardes-noches cuando todos los vecinos de la calle salían con sus sillas a tomar el fresco, cuando todas las puertas permanecían abiertas y cada hogar era como tuyo propio.Que lindo se veía el cielo entonces que lindas las estrellas…. tan limpias!!

Podría contar innumerables situaciones las cuales aun siendo de carencia material proporcionaron en mi un concepto de la vida y del amor qué, no hubiera sido así de haber transcurrido mi niñez, de otra manera. No había recursos pero, el amor de mis padres , su unión, su dedicación y esfuerzo y, el verme involucrada y haber
tenido la capacidad desde niña, de aceptar la situación y entenderlo ha enriquecido mi vida y, esto que yo percibí en mi infancia, intento transmitírselo a mi hijo y, le hago ver y le demuestro con la práctica en muchas ocasiones, que la vida hoy en día es de lo más fácil, que nosotros mismos somos los que la hacemos insoportable
con muestras exigencias, con nuestro materialismo, con nuestro afán de poseer más de lo que podemos consumir, con consumir más de lo que podemos pagar, con
no respetar y no respetarnos. Le digo que hay que saber estar a gusto consigo mismo y, con lo que a él le vaya bien, no fijándose en lo que los demás pretendan ser y no ser, lo que los demás quieran que él sea, aprender a ser, lo que cada uno es y respetarlo.
I am who I am, and I am what I am

Rosalva dijo...

A MI ME PASO IGUAL. SIEMPRE ME QUEDE CON GANAS DE UNA MUÑECA LLAMADA COMIDITAS Y UNA MAQUINA PARA HACER RASPADOS. PERO LOS JUGUETES QUE RECIBIA ERAN BIENVENIDOS. AHORA CON MIS AMIGAS HACEMOS INTERCAMBIOS, PERO NUNCA FALTA QUIEN REGALA LO QUE NO ES O DE PLANO OLVIDA EL OBSEQUIO. A MI MADRE LE ENCANTA QUE VAYA A LA TRADICIONAL POSADA DE LA UNIVERSIDAD, POR LA EXPECTATIVA DE L REGALO. ESTE AÑO NOS TOCON UN MP3 Y UN COBERTOR. NO ESTUVO TAN MAL. PERO CON LOS AÑOS ES CIERTO QUE LO QUE MAS SE APRECIA ES ESTAR CON LAS PERSONAS QUE QUIERES, MAS ALLA DE LOS ROCES QUE PUEDA LLEGAR A HABER, COMO EN TODA FAMILIA. NO SE SI ESTAS EN MEXICO, D.F., GUADALAJARA O TEQUILA EN ESTE INSTANTE, PERO TE ENVIO UN ABRAZO.

Anónimo dijo...

Rodolfo,

Un gran abrazo y lo mejor en este fin de año, (suena a lugar comun) pero va en serio, disfruto tus "Columnas Chuecas" y brindare por las del 2009.

Luis

Anónimo dijo...

Me encantó, totalmente de acuerdo y mira que no es "amargura" sino realidáaaa; :-)
Cuídate, felíz Año !!!
Un beso
Marcela

Guadalupe Conn dijo...

Mi querido Naró: aquí tu fan, aunque Sergio aseguré que te lo vas a creer. Creelo, soy tu fan. Te escribo estas líneas desde mi oficina, si en 31 de diciembre, algo pasa que me encanta estar aquí. Además, es verdad que tenía que escribir algunos mensajes que el correo no llevó en "tiempo y forma" a donde debía.
Estoy totalemente de acuerdo contigo sobre el mes de diciembre, en donde lo más valioso es encontrarse son amigos, con los de todos lo días, con los que vemos cada año, con los que ya no están, pero están. En fin el corazón sufre los embates de el mes más complicado del año, no sólo por los asuntos emocionales, sino por tantas cosas.
Bueno, como debe de ser te veo el sábado en la rosca para darte un buen abrazo de año nuevo.
Guadalupe Conn.

Rodolfo Naró dijo...

Hola Sheila:
qué gran historia la que me cuentas, qué bueno que mi artículo haya servido para leerte con tantas ganas y gusto. Después de leerte me doy cuenta que el campo y los pueblos son iguales en México, España o Argentina.
Te mando mi felicitación y buen inicio del 2009,
Cariños,
Naró

Rodolfo Naró dijo...

Hola Guadalupe,
mientras tu escribías tu mensaje, el 31 de diciembre yo estaba haciendo lo mismo con mi columna para el periódico Aguas de Aguascalientes, que te llegará el próximo martes, un recuento sobre el año que nos dejó. Gracias por ser mi fan y compartir mis chuecas con tu gente. Nos vemos pronto,
besos,
Naró

Rodolfo Naró dijo...

Hola Rosalva:
De nuevo un abrazo y espero hayas pasado un lindo fin de año, con saldo rojo, pero no de sangre sino de pasión,
Besos,
Naró

Rodolfo Naró dijo...

Luis:
Felicidades también para todo el 2009, seguiremos leyéndonos cada semana.
Abrazos,
Naró

Rodolfo Naró dijo...

Querida Marcela:
qué gusto leerte y saber que me sigues las letras después de tantos años y tanta vida compartida.
Lo mejor para el 2009, besos con todo mi cariño,
Naró

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