domingo, 20 de septiembre de 2009

Domicilio conocido II






La palabra sobrevive. Siempre me han gustado las cartas de amor. Son como un diario al que uno accede y conoce los momentos de felicidad, tribulaciones o avatares de quien escribe. Es vivir otro tipo de ficción, de cierta manera atarnos a la vida del otro, ir descubriéndola y reinventándola poco a poco. Mi curiosidad ha sido tan grande que, cuando era niño, me encontré un cajón del escritorio de mi padre con cartas de amor. El consultorio se comunicaba a mi casa por una puerta que siempre estaba abierta. Los domingos o en las noches, agazapado abajo del escritorio y alumbrado con una lámpara de mano, las leía una tras otra. Eran cartas que le habían escrito sus antiguas novias, con pluma fuente y caligrafía de colegio de monjas. También había algunas de mi madre. En ellas pude leer su romance de casi dos años. Sus idas y vueltas. Sus planes futuros. Los preparativos de la boda. Tantas ilusiones y también desajustes.

Quizás, inspirado por esa manera de narrar tan cercana al corazón, fue que más tarde comencé a escribir mis primeros poemas. A mandar y a recibir mis primeras cartas donde a veces leía en el sobre, domicilio conocido, pues no sólo mi familia y amigos, sino también el cartero sabía dónde soñaba un enamorado. Por medio de la palabra escrita se siguen sosteniendo las parejas, sólo que antes sus cartas subían montañas, cruzaban océanos, sobrevivían guerras y temporales. Ahora las cosas se han simplificado y sólo atraviesan circuitos, pero siempre llegan llenas de luz. Las parejas pueden seguir el día a día del otro con el facebook, única red social a la que pertenezco y que apenas sé manejar, sigo fiel a la pluma y al papel. Aunque en los últimos años, inspirado por la rapidez del correo electrónico he escrito: “Cachorro, como hace tanto tiempo que no te escribo una carta de amor, te mando ésta que, aunque chiquita, tiene todo mi cariño y mi deseo de ti. Has sido lo mejor que me ha pasado en los últimos años y estoy contento con quererte, con que me quieras. Saber que hay alguien que sueña conmigo y duerme a mi lado aunque yo no esté cerca.”

Hace unos días releyendo el libro Prometo ser bueno: cartas completas de Arthur Rimbaud, hubo una que me llamó la atención, en ese ir y venir de su relación amorosamente enferma que tuvo con el también poeta Paul Verlaine y que le escribe desde Inglaterra, presintiendo uno de tantos finales que vivieron y que a continuación transcribo. “Londres, viernes por la noche. Vuelve, vuelve, querido amigo, vuelve. Te juro que seré bueno. Si fui pesado contigo, era una broma en la que me obcequé y me arrepiento más de lo que cabe decir. Vuelve, eso quedará olvidado. Qué desdicha que hayas creído esta broma. Llevo dos días llorando sin cesar. Vuelve. Se valiente, querido amigo. Nada se ha perdido. Sólo tienes que hacer el viaje de nuevo. Aquí viviremos otra vez con valentía. Con paciencia. Te lo suplico. Es por tu bien. Vuelve, encontrarás todas tus cosas. Espero que sepas ahora que no había nada de cierto en nuestra discusión. Qué horrible momento. Cuando yo te hacía señas para que bajaras del barco ¿por qué no volviste? Hemos vivido dos años juntos para llegar a este momento. ¿Qué vas a hacer? Si no quieres volver aquí, ¿quieres que vaya a alcanzarte donde estés? Escucha sólo a tu corazón. Pronto, dime si debo alcanzarte. Contesta pronto, no puedo quedarme aquí después del lunes. No tengo ni un penny ni para depositar esta carta en el correo. Si no he de verte más me matricularé en el ejército. ¿Tú crees que la vida te será más agradable con otro que no sea yo? Piensa. Por supuesto que no. Sólo contigo puedo ser libre y dado que te estoy jurando que seré más amable en lo sucesivo, que lamento la parte que me toca de errores, que por fin tengo la mente clara, que te quiero bien. Si no quieres volver o que te alcance, estas cometiendo un crimen del que te arrepentirás largos años, por la pérdida de libertad y de sin sabores más atroces de los que has sufrido. Después de esto, recuerda lo que eras antes de conocerme. Por favor vuelve. A todas horas rompo en llanto de nuevo. Dime que vaya a buscarte y lo haré. Dime y si no, la única frase verdadera es: vuelve, quiero estar contigo, te amo. Si escuchas esto, demostrarás valor y espíritu sincero. Si no, te compadezco. Pero te amo. Te beso y volveremos a vernos. Tuyo para toda la vida.” Rimbaud.

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Rodolfo Naró, poeta y narrador mexicano, su libro reciente es El orden infinito, finalista del Premio Planeta de Novela 2006. wwww.rodolfonaro.com
Imagen en contexto original: Blog Hortensia

12 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA DE NUEVO, RODOLFO, POR CIERTO, ME ACUERDO QUE TE ENVIE UN COMENTARIO A DOMICILIO CONOCIDO. SI, ES VERDAD QUE AHORA CON ESTO DE LA TECNOLOGIA TODO ES MAS RAPIDO, PERO POR EJEMPLO, CUANDO LEO CARTAS DE UNA VIEJA AMIGA, YO ME EMOCIONO IGUAL. RECIBIR UNA CARTA DE PUÑO Y LETRA NO SABE IGUAL QUE UN MAIL. ES COMO ENVIAR UN SALUDO CON UNA FOTO DE UNA FLOR.
UNA MUJER NO SE EMOCIONA IGUAL AL PERCIBIR EL AROMA DE UNA ORQUIDEA O DE UNA ROSA. DEFINITIVAMENTE, NO ES LO MISMO. Y, AUNQUE LA LETRA ESTE AGAZAPADA, POR LO MENOS ES MAS PERSONAL. (SI YA LE CONOCES LA LETRA, CLARO ESTA. YO SOLAMENTE HE VISTO LA TUYA EN TU AUTOGRAFO). CUANDO MENCIONAS LAS CARTAS QUE LEIAS, RECUERDO LOS POEMAS EN SERVILLETA QUE MI PAPA ESCRIBIA.
ERA OTRA EPOCA.
MAS SALUDOS Y ESPERO VERTE PRONTO POR MONTERREY.
ROSALVA

Rodolfo Naró dijo...

Hola Rosalva:

Aunque nos adaptamos a las nuevas tecnologías, la nostalgia queda, la suerte es que tenemos esos dos mundos y las nuevas generaciones no. Espero pronto volver por Monterrey, tengo aún algunos pendientes por allá.

Saludos,
Naró

Patricia dijo...

HOLA RODOLFO. LA CARTA QUE TRANSCRIBISTE ES LA MAS HERMOSA QUE HE LEÍDO EN MUCHO TIEMPO, DE VERDAD.
Y SI, ES VERDAD, NO ES LO MISMO RECIBIR CARTAS VÍA E-MAIL QUE DE MANO DEL CARTERO. QUE TIEMPOS AQUELLOS. YO, GUARDO MUCHAS DE MI EXPAREJA, EN UNA CAJA LLENA DE POLVO. ME GUSTARÍA RELEERLAS.
SALUDOS DESDE LA BAJA SUR, PATRICIA.

Rodolfo Naró dijo...

Hola Patricia,

para escribir mi nueva novela, que es una gran historia de amor, leí de nuevo las cartas que tenía de mis ex novias y las mías que he escrito ya en esta época del email. Son un diario de vida.

Qué bueno que estamos de nuevo en contacto, te recuerdo muy bien.

Saludos,
Rodolfo

Sila dijo...

Me agrada encontrarte por aquí, a la vez que sigo Miedoslibres.

Recuerdo uno de tus posts creo que en Proscritos, en el cual hablábamos de lo magnífico que era cartearse, del encanto de pegar el sello en el sobre y despedirlo con todo el cariño..ese que nuestro propio puño y letra representa, e introducirlo en el buzón de cartas del correo.

Hace unos años, después de haberme divorciado del hombre con el cual
había compartido más de 30 años de mi vida, encontré en un cajón del que había sido de su uso personal, unas cartas amarillentas con unas señas que yo reconocía perfectamente y una caligrafía visiblemente de adolescente.
Estas señas o dirección se trataban del acuartelamiento donde por entonces mi novio se encontraba cumpliendo el por entonces obligatorio Servicio Militar.

Esa caligrafía, se trataba de la mía propia a los 14 años de edad. Pude observar de qué manera mi caligrafía había variado con los años. Rápidamente saqué el folio
que se encontraba dobladito en el interior del sobre y empecé a leer despacio cada línea y vuelta a empezar..y bastante entristecida, me dí cuenta que al igual que
la caligrafía había variado, también lo habían hecho mis sentimientos… me preguntaba a mi misma reprochándome , si aquella que escribió aquellas cartas de
amor había sido yo o se trataba de otra persona… y sí, era otra persona , se trataba de una niña de 14 años que escribía acerca de algo muy importante, sin tener conocimiento de lo que ello significaba realmente… y ello, inconscientemente la ató al receptor de las mismas durante todos estos años. No hace tanto, él me preguntó por las cartas que
había dejado en el cajón y muy dolorido me confesó que jamás hubiera pensado, basándose en el contenido de las mismas, que yo hubiese tomado la decisión de acabar con lo nuestro. Yo le dije, que benditos aquellos momentos que compartimos pero que, las cartas no eran una sentencia a cadena perpetua y , que al igual que la caligrafía nos varía a todos en nuestra etapa de evolución y no lo podemos remediar, que en cuestión de sentimientos sucede algo parecido, y que cuando se precisa remedio para mantenerlos, mejor no insistir. El amor es algo que llega y existe y no se sabe por que, cuando se intenta averiguar, se estropea. He guardado las cartas y se que jamás las leeré de nuevo, son evidencia de algo que pasó, justo eso, pasó…

Después de este encuentro con las cartas, he repasado escritos que tengo desperdigados por casa y a veces me desconozco y descojono de mi misma leyendo, lo que en su momento suponía un mundo inalcanzable o amenazante y, que hoy día carece de importancia, …. es como un autoanálisis de mi propia evolución… no nos damos
cuenta del cambio que vamos experimentando porque va formando parte de nosotros –como el envejecer- pero considero que es bueno darse cuenta que somos cambiantes para así aceptar a los demás y sus propios cambios.
Que será será!

Anónimo dijo...

Hola Rodolfo,cuanmdo comencé a tener contacto con Proscritos la revista española, te conocí.Gran placer leerte y compartir blogs.Luego desapareciste.No soy muy cibernética, pero me encantaría seguir sabiendo de vos.Susana (una mujer argentina) (se te extraña).

Rodolfo Naró dijo...

Hola Sheila:

me encantó tu comedntario y más porque tienes razón, al escribir Cállate niña, mi segunda novela, releí muchas cartas viejas de amor que había escrito y que no mandé o de las cuales conservé alguna copia y me desconocí terriblemente, o quizá deba decir, me conocí. Era yo el que escribía pidiendo tanto, necesitando tanto amor que tal vez no sabían cómo darmelo o les causaba miedo. Para mi fue algi muy fuerte pero me sirvió porque ese sentimiento de abandono lo pude transcrfibir a mi novela.

Gracias por tus palabras,
Rodolfo

Rodolfo Naró dijo...

Hola Susana:

Perdón por no actualizar mi blog ni el de Proscritos, no eres la primero que me lo reclama, pero he estado muy liado con mi nuevo trabajo, espero en los próximos días ponerme al corriente con los post y podamos seguir leyéndonos que, yo también extraño mucho este vinculo con vos y los dema´s lectores,

Saludos hasta Buenos Aires o donde quiera que estés.

Rodolfo

Anónimo dijo...

Hola Rodolfo, quisiera leerte nuevamente en Proscritos, si existe la posibilidad,dije que se te extraña, la sensibilidad, no abunda.Saludos pre-navideños. Un abrazo Rodolfo, buena vida para vos. Susana (una mujer argentina)

Rodolfo Naró dijo...

Hola Susana,

estos días decembrinos servirán para ponerme al corriente corriente con las chueca y volver a mandarlas a Proscritos.

Gracias por leerme,
Saludos,
Rodolfo

susana dijo...

Hola Rodolfo, espero que tus nuevos trabajos, te dejen algun tiempo para reencontrarnos en Proscritos.Te dije:se te extraña.Un abrazo.Susana (una mujer argentina)

Rodolfo Naró dijo...

Hola Susana:

Es uno de mis propósitos de este año, reencontrarme con la columna chueca y por consiguiente con Proscritosblog.com Sólo tenme un poco de paciencia.

Abrazos,
Rodolfo

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