lunes, 22 de febrero de 2010

Chocolate


De la noche a la mañana me hice fanático del chocolate. Cuando era niño me gustaba el Carlos V, pero no era un placer que llegara a preocupar demasiado, comía uno o dos a la semana. Tenía muchos amigos y mi casa siempre estaba llena de gente: mis hermanos, primos que nos visitaban de Guadalajara, compañeros del colegio. Años después dejé de comerlos. Sólo de vez en cuando compraba un Kiss de Hershey o un Ferrero. Cuidadosamente descubría su silueta esférica y un instante después desaparecía en mi boca. Luego vino una larga temporada de grandes amigos y cero calorías. Sin remordimientos podía resistirme a cualquier postre, incluso a los que hace mi tía Chatita cada jueves que como en su casa. Siendo su cocina un mundo aparte, donde ella misma prepara la mermelada, el helado de mango, ate de guayaba, o dulce de leche. Siempre que me ofrecía el postre yo me resistía a aceptarlo, no era tanto por guardar la línea, sino que el dulce me empalagaba al tercer bocado, situación que me trajo muchos problemas con Marisa, mi novia por ese entonces, pues al pedirme compartir la tarta de manzana con helado de vainilla, o el pay de fresa, o un tiramisu, yo apenas pellizcaba una esquinita y ella tenía que comérselo casi completo, sola saborear la culpa.

He comenzado este año, haciendo un balance del pasado, lo que fue y lo que pudo haber sido. Revalorando amistades. La mirada del otro sobre uno y su circunstancia. El consejo de aquellos que conociéndome, opinan y debaten conmigo sobre mis decisiones, siempre me ha parecido fundamental. Pero la edad pasa factura. Así como esta Ciudad de México, sus distancias y horarios tan complicados hacen que uno se aísle, que sólo pueda frecuentar a los amigos por teléfono, encontrarse con ellos una vez al mes, o verlos a diario en Facebook, enterarse que ya les nació un nuevo hijo o que ya desmontaron la exposición que no me dio tiempo de visitar. Quizá por eso en los últimos años he recurrido al chocolate, libera endorfinas que nos dan sensación de placidez, la seguridad que nos brinda el abrazo de un amigo o la holgura ensoñación del sexo.

Ahora devoro postres y anhelos. Me encanta el creme brulee o una barra de Crunch o Toblerone oscuro acompañada con una taza de café. No tengo marca favorita, aunque prefiero los que tienen leche y almendras. Soy racista, no me gusta el chocolate blanco. Adoro el alfajor de Buenos Aires o el chocolate en rama de la Bombonella. Los brawnies que prepara Ana Cecilia, mi hermana y guardo en mi memoria gustativa un especial recuerdo de las galletas que hace María, su hija. Me he vuelto un glotón de las paletas Magnum y no me resisto a los vivos colores de los M&M, son como pastillas de la eterna infancia. Tal vez porque el círculo se ha ido cerrando en los últimos años y los amigos, como la leche, se han evaporado a fuego lento, me he refugiado en una barra de Lindt con ralladura de naranja o en una simple chocolatina de El Globo. Así como para el que sale de la oficina a fumarse un cigarrito en mitad de la calle, el chocolate se ha convertido en un compañero que, además de alimentar, sigue conmigo en este viaje.


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Rodolfo Naró, Tequila, Jalisco, 1967. Poeta y narrador. Su novela El orden infinito, fue finalista del Premio Planeta 2006. www.rodolfonaro.com.mx

36 comentarios:

NDEH dijo...

Bravo por el chocolate...
mantiene la gran calidad literaria de tus escritos.

Gran duzura tu escrito.

Abrazos

Ana Trejo dijo...

Hola Rodolfo!
Justo esta tarde me llegó un raro antojo de chocolate y después de la oficina pasé corriendo al Sanborns de Plaza del Sol a comprar unos tronquitos de chocolate amargo, siempre lo he preferido. El chocolate amargo he leído que, contiene antioxidantes y comer un pequeño trozo al día es bueno para la salud, especialmente para el corazón, así que tal vez, el mío -cardio- esta noche, goza de mejor salud.

Saludos!

Rodolfo Naró dijo...

Hola Picobufi:

Qué bueno leerte de nuevo, hace tiempo que los dos estabamos fuera de órbita.

Abrazos
Naró

Rodolfo Naró dijo...

Hola Ana:

gran coincidencia, tu lectura y el antojo. Qué bueno leerte en mi blog. Espero que me visites más a menudo.

Saludos,
Rodolfo

Ix Karvy dijo...

Convendría señalar unas cuantas marcas precisas y buscar a los respectivos patrocinadores, qué dices... ¿otra vez impublicable?

Saludos mientras para soportar el infame cierre de revista me como un trocito de chocolate artesanal directamente traído de La Habana, ¡a tu salud!

tequiliux dijo...

Roberto Sánchez dice: Hola, Rodo; fíjate que a mí me nació lo antojadizo en orden invertido, pues primero comencé a devorar los deliciosos postres que hacía mi madre (María la de Chano)en su panadería, acá en Tequila ¿te acuerdas?, los churros de con Boni, la nieve raspada de con Jose y las cocadas de con don pedro el del portal, y después apareció mi apetito incontrolable por los postres literarios como los que tú nos ofreces frecuentemente; así que no desaprovecho la oportunidad de saborear mi gula en partida doble, o sea: Leer un buen libro mientras disfruto un rico picón sopeado en un jarro de espumoso chocolate caliente.Un abrazote desde nuestra Patria chica..Roberto Sánchez Castillo.

ALFA dijo...

no hay nada mejor que disfrutar las cosas dulces y ricas de la vida...
sabes y estas se resumen algunas veces a mas de un chocolate... :)

se antoja el leerte
y haces q me vaya con un gran sabor de boca...

Rodolfo Naró dijo...

Hola Ix,

sería bueno encontrar patrocinadores, sino del blog, por lo menos sí de chocolate.

Gracias por leerme y comentarios,
Rodolfo

Rodolfo Naró dijo...

Hola Roberto,

tocayó de Sandro, así como digo que la cocin de mi tía Chatita es un mundo aparte, la panadería de Chano y María, tus padres y que quedaba frente a mi casa en Tequla, también es una delicia, gracias por recordármelo y los churros de Boni que desayunábamos los domingos.

siempre un abrazo,
Rodolfo.

Rodolfo Naró dijo...

Hola Superchika:

sigamos nuestras lecturas y gracias por visitarme, buscaré tu otro mensaje en el blog para darle respuesta.

Saludos,
Rodolfo

liligcancun dijo...

si la vida pasa factura..y reconocernos fragiles y necesitados,llega con la humildad de los años...no somos todo poderosos,que encuentres en tus recuerdos,el valor de seguir compartiendote con nosotros,te queremos y nos eres necesario...desde cancun de los pecados..gracias por el pedacito de ti que me toco..es delicioso

liligcancun

Rodolfo Naró dijo...

Hola Lili,

va un abrazo, y un saludo enorme con todo mi cariño hasta Cancún. Sigamos en contacto, leyéndonos, escriéndonos y más.

Besos,
Rodolfo

Anónimo dijo...

He comenzado hoy a leerte y me han dado ganas de abrir un paquetito de milka que llevaba meses esperando. Ha sido una delicia comerme el chocolate, y también leerte.

Saludos,
Marcela

Anónimo dijo...

hola! oh decidido, mañana me compraré un chocolate con el señor que vende dulces, ya que en mi casa no se donde haya uno, bueno, puedo esperar.

Oh quiero conseguir "El Orden Infinito", pero no se donde, lo estuve buscando en internet sin éxito, y asi fue como llegué al blog, si me pudieras decir donde sabes que lo pueda comprar te lo agradecería mucho, otros dos amigos tambien lo estan buscando.

¡Me gusto mucho lo del chocolate! mañana si me voy a comprar uno amargo
Gracias, adiós!

Rodolfo Naró dijo...

Hola Marcela:

Es bueno que de vez en cuando des rienda suelta a tus adicciones, como la del milk que acabas de comerte. Gracias por leerme, espero seguir entre tus favoritos.

Saludos,
Rodolfo

Rodolfo Naró dijo...

Hola César Rafael:

¿Desde qué ciudad me escribes? si es Guadalajara o el norte del país, puedes encontrar El orden infirno en librerías Gonvill, si escribes desde el DF, en las librerias El Sótano. Si no la encuentras dime y veo la manera de acerte llegar la tuya y la de tus amigos.

Abrazos,
Rodolfo

Anónimo dijo...

Hola de nuevo.
Muchas gracias, si, escribo desde el DF hoy me daré una vuelta a alguna de el sótano, pero no se si esté agotado, creo que ya me habian dicho eso en Planeta, y si asi es ya me tendrás escribiendote de nuevo jeje.

Que amable, gracias! una abrazo.

Rodolfo Naró dijo...

Hola de nuevo César Rafael,

Sino puedes conseguir El orden infinito avísame y ya te digo qué hacemos para que tengas tu ejemplar.

Saludos,
Naró

cadavergrafico dijo...

Estimado Rodolfo, Ixcha me hizo llegar ya ese detalle tan anunciado. Gracias por la caligrafia dedicada. saludos

Ivan

Rodolfo Naró dijo...

Hola Iván,

espero que disfrutes El orden infinito y que cumpla tus espectativas, ya me dirás. Mientras, un abrazo,

Naró

Mar dijo...

Primera vez que paso por aquí y he quedado enganchada.

Debo decir que el chocolate es un digno sustituto de los días que se fueron.

Rodolfo Naró dijo...

Hola Mar,

qué bueno conocernos a través de la escritura y ser fanáticos del chocolate.

Saludos,
Rodolfo Naró

Susy Ivich dijo...

Precisamente ahora acabo de revisar en la página de m&m que trienen unas recetas increiblemente apetecibles de galletas, bownies y postres a base de sus chocolatitos que cabe señalar son mis favoritos. Alguna vez oí que si comes en demasía algo, lo "aborreces". Intentando dejar de amar (aunque sea!) los m&m, un día en Rochester NY desayuné m&ms comí m&ms y cené m&ms. Nada mas que eso. m&ms y agua. A ratos de uno en uno, a ratos por colores, a ratos a puños. No funcionó!! No lo intenten en casa!! saludos poeta!!

Rodolfo Naró dijo...

Hola Susana,

a partir de esta chueca, me han regalado tanto chocolate que ya se me sale por la orejas. También te he extrañado, ojalá nos veamos pronto.
Besos,
Rodolfo

Anónimo dijo...

Hola!
Sólo para preguntar si va a venir a dar una conferencia en Cuernavaca, Morelos el día 30 de abril porque lo han estado anunciando pero el apellido no tiene acento (Rodolfo Naro) y la verdad es que me gustaría mucho conocerlo en vivo para que firme un libro.

Rodolfo Naró dijo...

Hola
sí estaré en Cuernavaca el viernes 30 de abril, en la Universidad, leyendo poesía con Javier Sicilia y otros poeta. Allá nos saludamos.

Rodolfo Naró

Anónimo dijo...

HOLA!!!!!!!!!

Es muy emocionante saber que andará por Cuernavaca, estoy buscando su última novela pero no la consigo, espero tenerla antes del viernes 30para que la autografíe.

SALUDOS!

Yesenia dijo...

Hola!
Sólo para decirle que fue un gran honor haberlo conocido durante su pasada visita en Cuernavaca, ni mi hermano ni yo pudimos expresarle la gran admiración que le tenemos y lo importante que se ha vuelto su obra para nosotros porque ambos estábamos intimidados y pasmados de tener en persona y frente a nosotros a uno de nuestros más queridos escritores. Esperamos que vuelva pronto y ahora sí nos podamos hacer una foto.

Saludos, Yes.

Rodolfo Naró dijo...

Hola Yes,
también para mi fue un gusto conocerte y conocer a parte de tu familia, espero pronto volver a Cuernavaca y que tengas tiempo de conversar un poco más.
Gracias por acompañarme a esa lectura de poesía.

Saludos,
Rodolfo Naró

Ix Karvy dijo...

Tres meses sin novedades, hasta cuándo hemos de esperar. Ahora sí que a tus fieles seguidores nos debes unos arnoldi de mandarina mandarina.

Anónimo dijo...

Extraño las chuecas!!!!
¿Cuando vuelven?

Saludos!!!!


Mary

Unknown dijo...

Es una lástima que no pueda comer chocolate (raras alergias que merman mis días)
Así que me quedo con las endorfinas de la vida diaria, y el buen sabor de estos escritos..
Abrazos!

SELENE85 dijo...

Sin duda comer y beber chocolate es uno de los más grandes placeres, es una delicia al olfato y una caricia al paladar, te proporciona una sensación de relajamiento y bienestar que te desconecta de inmediato de la realidad.

Yo prefiero el oscuro y entre más amargo mejor, tiene un sabor muy especial,cuando mi ánimo decae no dudo en comerme una barra, ahora en temporada de calor es realmente exquisito prepararlo con leche y dejarlo congelar, en verdad refresca el alma.

Dany Cooper dijo...

...un magnum en la oscura y solitaria noche de septiembre. Jamás lo olvidaré!

Besos
Dany

Debra Oropeza dijo...

chocolate amargo y trufas de chocolate, ¿los has probado?, te los recomiendo ampliamente...

Rodolfo Naró dijo...

Hola Debra,

las trufas sí me gustan, pero el chocolate amargo un poco menos, creo que soy más dulzón.

Besos,
Rodolfo Naró

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