Monterrey, sin sombra y sin justicia. Así me pareció la ciudad en mi último viaje. Todo cerrado a las ocho de la noche. Las calles desiertas por la incertidumbre. Nadie quiere morir y ser cifra de daño colateral. Invitado a la Feria del Libro de Saltillo, estuve un día antes en Monterrey para una lectura de poesía, acompañado de Carmen Alanís y organizada por Dany Cooper. En este viaje sentí que el calor de la ciudad quemaba tanto como el sonido de un disparo en el recuerdo. Aun así, Dany y yo caminamos por las calles del Barrio Antiguo, comprobando que el silencio de la noche calla distintos miedos.
¿Qué haces si nos salen los zetas? Me preguntó. Los desarmo con un poema, respondí. No tengo más arma que mis versos. En Saltillo pronto comprobé que no estaba tan errado. En las dos mesas que compartí con Jesús de León y Elia Martínez Rodarte, conocí además a siete mujeres poetas que buscan en la palabra el sentido de la vida, del amor y la justicia. Alejandra Peart, editora de Atemporia, Marlen Curiel-Ferman, mi primera anfitriona en la feria, Claudia Luna y Esther M. García a quienes escuché leer versos que sacan del insomnio a cualquier suicida. Supe, después de diez años de conocerla, que Mónica Silva también es poeta. Me sorprendió descubrirlo en el Museo de las Aves, un lugar lleno de pájaros y silencio.
Mujeres que saben para qué son las palabras: arma de doble filo que hiere como puñal de siete puntas. Yo siempre he visto a la poesía, más que como una forma de existir, como un instrumento de guerra. Uno va a la batalla de la vida sólo con sus palabras. Uno defiende sus ideas con versos. Uno refleja su mundo con imágenes, retrata su pasado siempre en presente, porque los poemas no mueren, tienen la vigencia del segundero, siempre en marcha hacia adelante. Uno sabe, como Mercedes Luna Fuentes en su libro Yo/carnicero que las palabras más sonoras no son las que se dicen, sino las que se callan.
Sentí en la gente una energía de rabia más que de miedo, un coraje lleno de fuerza contenida por no escuchar ni la quietud ni los disparos. Antes de comenzar la lectura del miércoles, donde Nérvinson Machado, Claudia Luna, Esther M. García y Alberto Silva leyeron, alguien dijo que había código rojo, una contraseña que avisa de un tiroteo en las calles de la ciudad, pero no les importó, los poetas siguieron arriba del templete del bar Ágoras, micrófono en mano, en pie de lucha por no perder su propio espacio en la batalla.
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Rodolfo Naró, Tequila, Jalisco, 1967. Poeta y narrador. Cállate niña es su nueva novela y Ediciones B su nueva casa editorial. www.rodolfonaro.com
¿Qué haces si nos salen los zetas? Me preguntó. Los desarmo con un poema, respondí. No tengo más arma que mis versos. En Saltillo pronto comprobé que no estaba tan errado. En las dos mesas que compartí con Jesús de León y Elia Martínez Rodarte, conocí además a siete mujeres poetas que buscan en la palabra el sentido de la vida, del amor y la justicia. Alejandra Peart, editora de Atemporia, Marlen Curiel-Ferman, mi primera anfitriona en la feria, Claudia Luna y Esther M. García a quienes escuché leer versos que sacan del insomnio a cualquier suicida. Supe, después de diez años de conocerla, que Mónica Silva también es poeta. Me sorprendió descubrirlo en el Museo de las Aves, un lugar lleno de pájaros y silencio.
Mujeres que saben para qué son las palabras: arma de doble filo que hiere como puñal de siete puntas. Yo siempre he visto a la poesía, más que como una forma de existir, como un instrumento de guerra. Uno va a la batalla de la vida sólo con sus palabras. Uno defiende sus ideas con versos. Uno refleja su mundo con imágenes, retrata su pasado siempre en presente, porque los poemas no mueren, tienen la vigencia del segundero, siempre en marcha hacia adelante. Uno sabe, como Mercedes Luna Fuentes en su libro Yo/carnicero que las palabras más sonoras no son las que se dicen, sino las que se callan.
Sentí en la gente una energía de rabia más que de miedo, un coraje lleno de fuerza contenida por no escuchar ni la quietud ni los disparos. Antes de comenzar la lectura del miércoles, donde Nérvinson Machado, Claudia Luna, Esther M. García y Alberto Silva leyeron, alguien dijo que había código rojo, una contraseña que avisa de un tiroteo en las calles de la ciudad, pero no les importó, los poetas siguieron arriba del templete del bar Ágoras, micrófono en mano, en pie de lucha por no perder su propio espacio en la batalla.
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Rodolfo Naró, Tequila, Jalisco, 1967. Poeta y narrador. Cállate niña es su nueva novela y Ediciones B su nueva casa editorial. www.rodolfonaro.com
13 comentarios:
Rodolfo: me pareció estupendo este art. de Zona de guerra,maravillosa en pocas palabras la descripción de Monterrey, su ebullición y sus miedos como asi también ese sentido homenaje a la poesia y a los que nos defendemos por la vida con la palabra. Un abrazo. Susana (una mujer argentina).
...Así es, vivimos con mucho coraje, temor, impotencia, por todo lo que sucede solo a unos cuantos metros, kilómetros, centímetros nuestros, la paranoia se ha apoderado de nosotros... caminamos volteando hacia atrás, a nuestros lados, hacia el frente, hacia el horizonte, con la esperanza de no toparnos con algún tiroteo, secuestro, asalto... los camiones urbanos no son seguros, los taxis menos, temes que en el primero te asalten en grupo o de forma individual, y el en segundo que el conductor sea un "halcón" (espía narco)
No me quiero acostumbrar a este infierno... ¿Cuál será la solución?
besos y saludos!
Dany Cooper
Lo describes perfecto, no es miedo es rabia contenida. El miedo paraliza y de eso nada en Saltillo, seguimos en pie de guerra con arte, con la palabra. Muchas gracias por tu visita, espero poder concretar proyectos juntos.
Valeria Glz
Precisamente en esta chueca encontré el motivo de mis letras. Y pensar de que alguien alguna vez se río al saber que uso un agendiario en donde más que planear, escribo lo que ya pasó. Escribir, además de ser arma es una perfecta válvula de escape...
En mi caligrafía, mis palabras, mis líneas, mis versos... Mi vida expresa en papel... :)
Saludos...!!!
Montserrat Chávez
Hola Susana,
por fin contesto tu comentario, gracias por tus palabras, sólo puse en ellas lo que siento y veo, sobre todo lo primero, es una dureza lo que estamos viviendo todo México con el narcotráfico, que las imagenes rebasan a las palabras.
Saludos hasta Argentina,
Naró
Hola Dany,
tu comentario completa muy bien mi Chueca, yo estuve una noche allá ocntigo y alcancé a sentir ese miedo en las tripas, bueno solo un poquito. Espero que en mi próximo viaje allá otra atmósfera, también espero que sea pronto. Gracias por todo, la pasé súper.
Besos,
Naró
Hola Valeria,
pronto echamos a andar un nuevo libro con Atemporia. Com empresas como la tuya y Alejandra ponemos el granito de arena necesario apra salir de esta crisis de ingobernabilidad y violencia. Gracias por la apuesta y el riesgo de llevar un editorial.
Saludos,
Naró
Hola Montserrat,
tu que tambien escribes sabes de lo que hablo, de cómo las palabras cobran vida dentro de nosotros sin darnos cuenta, me gustó mucho tu comentario. Espero pronto pasar por Aguascalientes.
Besos,
Naró
Tengo familiares, especialmente, seis chiquitas a las que amo con todo mi corazón, que viven en Monterrey. Por ello, pero también por la vigencia de la democracia y el estado de derecho, que es único sistema en que se puede vivir dignamente, espero que la paz y la justicia vuelvan a respirarse en Monterrey. Y mientras tanto, la poesía sigue siendo una legítima y la más bella forma de resistencia. Gracias por hacer del mundo un lugar más hermoso con cada poema, cada novela y con cada columna. Besos.-
Hola María,
aunque a veces la esperanza parece también desfallecer, esto no puede durar mucho tiempo más, te podría decir que estamos al límite, pero no, sé que lamentablemente podemos caer más hondo. Solo espero que la poesía nos sostenga.
Saludos,
Naró
AHHH
si fue como lo creíste me gusto mucho y tienes razón
una arma muy poderosa aunque se vea inofensiva es la poesía <3
gracias me inspiras C=
"Por cada bala, una espina de amor", ése es mi lema. El poema como vehículo que crea, destruye y transforma, tres principios básicos para la construcción de un nuevo mundo. Así es como debe interpretarse la poesía en el desierto.
El placer ha sido mío. Ojalá que no sea la única vez que compartamos territorio común: la poesía. Un abrazo. Sigo leyéndote.
Hola Marlén,
seguro que volveremos a encontrarnos, personalmente o a tarvés de los libros. A nosotros nos toca desde nuestra trinchera: la poesía, hacer un mejor mundo para dejar a los demás. Es una gran tarea.
Besos,
Rodolfo
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