Diario medular | Jornada

Juro que hoy sí me levanté temprano. Aún así fue una jornada de prisas, de decisiones, de ajustes. A las 7.30 de la mañana ya estaba corriendo en el parque, no podía entretenerme más de una hora porque a las 9 tenía mi primera cita, entrevista con Yanet Aguilar de El Universal. Apenas desayuné un café y un panqué de naranja de El Globo –que es buenísimo y saca de apuros– cuando llegó. No alcancé a bañarme o desayunaba o me bañaba y comer es lo más saludable. Antes de una hora ya estaba libre pero tenía que apresurarme porque a las 12 venían de La Jornada. Entre tanto, el teléfono timbraba, tenía a Antonio Sonora en el chat de Facebook pasándome el itinerario de viaje a Monclova para presentar Cállate niña en el Museo Pape el próximo 15 de marzo. Coordinando después el enlace con Torreón y Guadalajara. En medio del trayecto brinca Nadir por Skype con un soliloquio interminable. No acabo de contestarle a uno y a la otra cuando Antonio Ortuño por chat me dice: voy en la página 29 y me está divirtiendo mucho. Sí te acompaño a presentar Cállate niña el próximo 23 de marzo en Guadalajara. No acabo mi agradecimiento y el otro Antonio me insiste: ¿compadre sigues ahí, qué te pareció el itinerario? Aún no le contesto cuando me llama Reyes Martínez de La Jornada para decirme que surgió un inconveniente y quiere mandarme ya a la fotógrafa, ¿se puede? Me dice. Ups, le respondo, estoy en calzones a punto de bañarme. Dame 20 minutos. María Luisa Severino llegó en el momento en que terminaba de abotonarme la camisa y salimos de casa en el momento en que Reyes pulso la tecla stop de su grabadora, Gilma Luque, mi editora, me esperaba en la editorial para ir a comer y darme una gran noticia, además de ver los últimos detalles de logística del próximo jueves. Y hoy en Martes de Taller. El día aún no termina.