sábado, 3 de marzo de 2012

Diario medular | La dama de hierro

Rompí a llorar al ver las escenas de la invasión británica a las Islas Malvinas. Había estado conteniéndome toda la película pero de golpe se me vinieron los recuerdos de mis años en Buenos Aires. La película La dama de hierro de Phylliada Lloyd protagonizada por Meryl Streep valió la pena la escapada hoy (ayer) al cine a las cuatro de la tarde. El guión es impecable y más que por los debates en la Cámara o los discursos engolados de la Primer Ministra, fueron las escenas íntimas el gran acierto de la película: ver a la mujer más poderos del mundo con pesadillas en la cama o discutiendo con su hija, diciéndole que lo peor que puede hacer una mujer es un “escándalo” o hablando con su médico y asegurándole que actualmente vivimos una época de sentimentalismo y no de ideas. “Las ideas son palabras, las palabras son acciones, las acciones son rutina, la rutina es carácter y el carácter es destino”.

La dama de hierro nos presenta a una mujer que se enfrentó a todo para destacar en un mundo machista y cómo luchó para ser la Primera Ministra en Gran Bretaña, hasta ver a una Margaret Thatchert casi arruinada que, en su demencia senil le habla al recuerdo de su esposo muerto de cáncer años atrás. Vemos cómo en los peores momentos de su vida y de su gobierno, Denis Thatchert (Jim Broadbent) siempre la apoyaba susurrándole al oído, “calma muchachita”, una frase parecida a la que yo muchas veces suelo repetir, aunque todo se esté derrumbando a mi alrededor: no pasa nada, no pasa nada.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails