martes, 8 de noviembre de 2011

Diario medular | Capítulo 12 | Día 29


Cállate niña | Capítulo 12 | Página 63

Amor, amor. Repetía al levantarme, en cada comida y antes de cerrar los ojos. ¿Qué hacer? ¿Qué decir? He imaginado tanto las líneas de tu cuerpo, los vapores de tu voz y no te alcanzo, no acabo de completarte. Se me escapa tu nombre, tu olor, el sabor de tu piel entre mis labios. Tu figura de viento se mueve más rápido que la luz. Por algún lugar pequeño huyes, para volver a aparecer de nuevo en un sueño. Moviéndote rápido, como hacen los animales en fuga, esquivando miradas como dardos anónimos que te persiguen. Estás en cada pensamiento de este corazón tuyo que te espera. Mi piel reclama tu ausencia, tu calor en las noches, tus silencios, tu tacto aderezado, tu prisa al amanecer. Qué ganas de besarte de nuevo. De estar en tus brazos. Ayer te abracé en mis sueños. Te pedía que no me soltaras. Mordía el tiempo y el viento que te alejaban de mi lado. ¿Cómo se hace? ¿Cómo le explico a mi cuerpo que detenga estas ganas de ti? De tenerte. De tu sexo. De tu boca. Ninguna palabra me sale para calmar mis ansias. Araño la cama para que no pierda tu aroma. La imagen de tu cuerpo. ¿Dónde estás? Más lejos que mis largos pasos. No te alcanza el puente de mi voz. El viento da vuelta y no te trae a mi lado. ¿Cuánto más te esperaré? Sola. Alucinada, buscándote en el recuerdo de tus imágenes. Necesito oírte, besarte, lamerte como tu loba solitaria. No me dejes con los brazos abiertos y las manos frías. Te quiero más cuando el silencio crece en mitad de la noche.

Sigue estos sencillos tres pasos

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A partir del 11 de noviembre las lectoras tiene la palabra.

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